domingo, 16 de marzo de 2014

No hay pureza en las ceremonias de la vida
¿existen estrictamente las noches sin retorno?

La ternura innecesaria
de nombrar la suavidad de tu piel
y la pequeñez perfecta
de tu boca en cualquier lugar.

El ritual de tocar tu cuerpo
cual solemnidad erigida de las sombras.
Decir sombra
en tanto oscuridad desconocida,
en tanto noche imprescindible.

¿Cuál es tu magia
que paraliza lo que toca?

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