martes, 27 de mayo de 2014

¡Oh! nunca dejes de escribirme
como si fuera que dibujases
lo que no existe
con la certeza de que sucederá.
Sucederá
el no milagro
de aparecer
detrás de las puertas,
los jardines
que no florecen
cuando el otoño -porque el otoño-
baña
-te baña-
de músicas amarillas
las calles,
los autos,
las almas
de los que no pertenecen a.
porque no son
lo que hay que ser,
lo que hay que decir
se entorpece
-se desparrama-
por el sublime atentado
de que existas
-¿sos vos?-
en los espejos.